martes, 5 de febrero de 2013

Soy hereje, que me condenen [a propósito de la TV digital]


Si estar en contra de destinar recursos del Erario para subsidiar la transición a la televisión digital en México que se estima sería del orden de los 13,188,000,000 de pesos en lugar de favorecer que los mexicanos de todos los niveles sociales tengamos acceso a la banda ancha es una herejía, que me condenen y me quemen viva. La famosa transición a la televisión digital es una corriente que más parece una moda, que copiamos en México bajo la excusa de la “modernidad”, sin darnos cuenta de las profundas diferencias entre los países europeos, EUA y nosotros. Compramos el discurso, generamos la necesidad y ahora pretendemos distraer recursos de otras prioridades para los mexicanos para hacer la transición. Todos hemos caído en el error de pensar que porque la experiencia comparada de países avanzados lo avala, tiene que ser igual en México. Sin embargo, debemos hacer un alto en el camino, todavía estamos a tiempo. Se requiere reflexión de alto nivel del Senado, de la Cámara de Diputados, de la Cofetel y de la sociedad civil, de lo contrario, dejémonos llevar con la corriente sin quejarnos después de ser una población consumidora de telenovelas y reality shows en lugar de una sociedad ilustrada y crítica.

Mito. “Con la televisión digital, podremos liberar canales para prestar servicios de banda ancha”.
Realidad. En México nunca ha habido la cantidad de estaciones de televisión en cada plaza como sí lo había en EUA y países europeos. Precisamente ésa ha sido la queja perpetua de la sociedad que demanda pluralidad por falta de opciones en televisión. En EUA por ejemplo, había muchas estaciones entre los canales del 2 al 69 y cuando se hizo la transición a la TV digital, tuvieron que otorgar canales espejo con lo cual había más saturación. Por tanto en EUA era imperioso transitar a la TV digital lo más rápido posible para desocupar canales arriba del 52 (banda de 700 MHz). En México nunca han existido muchos canales, ni siquiera en la ciudad de México, Monterrey o Guadalajara, y aun con la entrega de los canales espejo, no se han dado canales arriba del 52 (salvo excepciones en la frontera norte).

En otras palabras el famoso dividendo digital que es la devolución de canales para que puedan emplearse para prestar servicios de banda ancha, no opera igual en EUA que en México. En México, no hay por qué esperar al apagón analógico para poder ocupar la banda de 700 MHz para servicios de banda ancha.  El Senador Gerardo Flores Ramírez atinadamente cuestionó por qué la Cofetel no inicia la licitación pública para banda ancha en regiones como la que abarca las entidades federativas con mayores índices de pobreza como Guerrero, Oaxaca, Puebla y Veracruz, por ejemplo.

Mito. “Es necesario subsidiar los decodificadores y servicios de instalación para la TV digital”.
Realidad. No lo creo. Una cosa es que deseemos que Televisa y TV Azteca no acumulen frecuencias analógicas y digitales y las devuelvan pronto y otra es la necesidad de pagar con nuestros impuestos para que la mayoría de los mexicanos veamos con nuestros televisores analógicos y los decodificadores, televisión con imágenes y sonidos más nítidos.

Y la tan ambicionada pluralidad ofrecida por la TV digital, ¿la dejaremos de lado? No. La pluralidad se alcanza con mayores competidores y no con televisores digitales. Además, la política de Estado no puede caer en la creencia de que el único camino es la televisión, cuando el mundo del Internet y la banda ancha abrirían un sinfín de posibilidades de contenido, educación y entretenimiento inimaginable.

Y si en EUA subsidiaron decodificadores y servicios de instalación, ¿tenemos que hacer lo mismo? ¿Es igual la disponibilidad de recursos públicos? No. México tiene recursos limitados y necesidades ilimitadas, y dentro de éstas unas son más apremiantes que otras. ¿Queremos telenovelas que se vean mejor o acceso a Internet para todos según lo ha ofrecido el presidente Enrique Peña?

La disyuntiva a la que se enfrenta la Cofetel con un mandato de que en Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros y Monterrey se dé el apagón analógico este año y en todo el país en el 2015, es difícil. El Congreso de la Unión y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público deben definir si se continuará el dispendio de recursos para la conversión digital. La respuesta no es fácil, pero prefiero morir como hereje que sacrificar el acceso a la sociedad del conocimiento a cambio de televisores digitales.

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