lunes, 9 de marzo de 2009

Satélites e impunidad [Este artículo fue publicado en la revista Transparencia y Corrupción, accesible también en www.revistatransparencia.com]




Satmex, otrora empresa estatal, era motivo de orgullo, hoy se debate entre la vida y la muerte. Su proceso de privatización, sus endeudamientos y el menoscabo que ha sufrido el erario, están íntimamente vinculados con los servidores públicos de antes, que hoy siguen en la escena pública. Satmex es fundamental, porque sobre sus satélites se cursan comunicaciones de trascendencia para México como las de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Secretaría de Marina y del Cisen.

Satmex fue privatizada en 1997 adjudicándose el 75% de las acciones de Satmex al consorcio formado por Telefónica Autrey/Loral Space & Communications. La oferta fue por 5,366 millones de pesos. El Gobierno Federal conservó el 25% de las acciones de Satmex y además el 7% de la capacidad satelital (reserva de Estado).

Para pagar el precio ofrecido, el consorcio ganador obtuvo un financiamiento a cargo de la empresa accionista del 75% de Satmex, llamada Corporativo Satélites Mexicanos (Corporativo), por 645 millones de dólares. A pesar de que Corporativo tenía este adeudo, el gobierno consintió que Corporativo se fusionara con Satmex que era 25% de todos los mexicanos. La fusión implicó que se redujera el valor de las acciones del gobierno en Satmex, porque la fusionada Corporativo cargaba con una deuda de nada menos que $645 millones de dólares. ¿Por qué el gobierno aceptó que se dañará el patrimonio público con la disminución de valor de sus acciones en Satmex?

La empresa Servicios Corporativos Satelitales (Servicios) fue la que se quedó con el 75% de las acciones de Satmex después de la fusión. Servicios era una empresa que carecía de operaciones, es decir, jamás generaría por si misma ingresos, ni tendría activos de valía. Sin embargo, eso no importó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de 1997, porque aceptaron que -a manera de “compensación” por la pérdida de valor de las acciones de Satmex (mejor conocida como el “Menoscabo”)-, el gobierno firmara un convenio con Servicios, sin tener una garantía específica de Servicios. Por lo que el pago del Menoscabo estaba subordinado al resto de la deuda de Satmex. ¿Por qué aceptó el gobierno que una empresa que carecía de operaciones se comprometiera a pagarle por el Menoscabo?

El entonces Subsecretario de Comunicaciones, Javier Lozano Alarcón (hoy Secretario del Trabajo a nivel federal), suscribió con Servicios el convenio y recibió en garantía un “pagaré” por más de 125 millones de dólares. Este “pagaré” aceptado a nombre del gobierno por el licenciado en Derecho, Javier Lozano Alarcón, sería pagadero el 30 de diciembre de 2004. Pero, por increíble que parezca, nunca se pudo cobrar porque el papel que alguna vez pretendió ser un “pagaré”, simplemente carecía de los elementos esenciales de un pagaré. Esto fue resuelto por el Juzgado Primero de Distrito en materia Civil en el Distrito Federal. Un papel en vez de un pagaré por más de 125 millones de dólares, ¿fue negligencia o complicidad?

Al año de privatizada, Satmex cargaba con deudas insoportables y requería más capital para la expansión de su flota satelital. En 1999 Satmex aumentó su capital social y el gobierno diluyó su tenencia accionaria al 23.6%. La situación financiera de Satmex de cualquier manera no mejoró. Las razones por las cuales se deterioró Satmex se alega que fueron muchas, como que se perdió el satélite Solidaridad 1 en el año 2000, que ingresaron nuevos operadores satelitales, que se realizaron gastos exagerados por los ejecutivos de Satmex, etcétera. Lo cierto es que Satmex tenía un problema de raíz: excesivo apalancamiento desde su privatización, con tasas gravosas y sin contar con ingresos suficientes.

2004 fue el año crítico para Satmex porque tenía la obligación de pagar sus deudas, pero no tenía recursos. La empresa Servicios no operaba, ni tenía ingreso alguno –lo cual se sabía desde que el gobierno aceptó el convenio y el “pagaré”-, por lo que tampoco se le pagó al gobierno el Menoscabo. Para 2005 se presentaron en México y EUA demandas de concurso mercantil (antes conocidas como quiebra). Dentro del proceso de concurso mercantil mexicano la SCT designó conciliador a Thomas Heather quien logró para 2006 lo que parecía imposible: un acuerdo de reestructura entre las partes. Dicho acuerdo fue la base para el convenio concursal que puso fin a los procedimientos y que permitió que el gobierno pudiera recuperar algo del Menoscabo. ¿Qué habría pasado si no hubiera habido la reestructura del Convenio Concursal? Por el Menoscabo seguramente el gobierno no habría recibido cosa alguna, se hubiera decretado la quiebra en México o EUA, el gobierno habría tenido que revocar las concesiones de Satmex, etcétera.

Satmex se puso en venta y sólo recibió dos propuestas, una por el Grupo Alavisión que ofreció 419 millones de dólares y otra por el consorcio formado por Eutelsat, Grupo Alemán, y Medcom Sat que presentó propuesta por 420 millones de dólares. La diferencia entre las dos únicas ofertas es en extremo reducida, ¿será que el valor de mercado era ese o habrá habido colusión? Es pregunta, en este caso para la Comisión Federal de Competencia. Las propuestas no llegaron al mínimo requerido y se suspendió el proceso de venta. Pero Satmex, siendo una empresa con ingresos, sigue en terapia intensiva.

El caso Satmex es de relevancia nacional, porque los errores y negligencias de su administración y del gobierno han hecho que sobreviva en crisis permanente durante su corta vida. Los responsables de uno y otro lado jamás han sido llamados a rendir cuentas e incluso continúan como servidores públicos. ¿Es mejor olvidar el pasado o reconocer lo sucedido? Satmex tiene todas -excepto una- de las posiciones orbitales geoestacionarias asignadas a México, es responsable de comunicaciones de seguridad nacional y de programas sociales, por lo que al menos merecería una comisión de la verdad que nos diga a los mexicanos con valentía quiénes fueron responsables y por qué de la crisis en comunicación vía satélite y del menoscabo sufrido por el patrimonio nacional.

1 comentario:

Carlos Tapia dijo...

Hasta que decidí mandarte un correo por mi disgusto en tu publicación en El Universal, no tenía idea de la precaria situación en la que se encuentran las telecomunicaciones en México, ahora un poco más interesado y leído me doy cuenta que es un tema del que nadie habla y al que al parecer a nadie le importa, siendo estas tecnologías vitales en el presente. Es triste saber que los activos de la nación se lapidan de la forma en la que lo hizo Lozano.
Saludos y gracias por darme la oportunidad de conocer el sector!